Para ser justos en el tema de la salida del armario, se tiene que decir aquello de… “PASADA LA TORMENTA, SIEMPRE LLEGA LA CALMA”. Lo cierto es que se hace duro, largo y demasiado doloroso – (más cuando ves como sufren los seres que amas por algo que nadie tiene la culpa) -. es lo peor en el proceso de salida, mucho más que el daño propio. Una vez pasado todo el ciclón de malas experiencias y de la negatividad que vierten sobre ti las personas externas y una vez digerido el shock por parte de los familiares, todo pasa a un estado de normalidad. Lo curioso; es que después de salir del apolillado armario, te encuentras con lo inverso a lo vivido hasta el momento de la salida, y te hallas con que algunas de las personas que criticaron de forma tan cruel ante el descubrimiento de tu callada homosexualidad, ahora te bailan el agua y quieren ser tus amig@s – (y así poder presumir en las reuniones sociales de tener un amigo gay, etc…) -.

Lo que quería transmitir en este post,
es que después del tiempo de adaptación de las personas de tu círculo social
ante la noticia de tu salida del famoso armario, si somos capaces de llevarlo
con sencillez y llevar una vida corriente todo se vuelve a tranquilizar y
nuestra pieza encajara perfectamente en el puzzle de la sociedad, sin presiones
y con tranquilidad. ¡¡¡¡Gruuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!!, jajajajaja.
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