Manjar de un zombie ya no adolescente...





Bocadillo de Blanco y Negro.
Mesón Tous.




Esto de ser Zombie y tener sentimientos es una putada - (y perdonadme la expresión tan soez) -, pero es una contradicción tan grande y tan rara en los individuos de esta, mi nueva especie, que me siento como un buitre en el fondo del mar matarile, rile, rileeeee... Al final ni se me acepta en el lado de los humanos, ni me quieren en el bando de los muertos andantes ¡¡gruuuuuuu!! Por otra parte, por mi forma de hablar irónica, seguro que doy la impresión de ser un ser sin alma, sin corazón y sentimientos. Es cierto que al principio no sentía nada al destripar humanos para saciar mi insaciable hambre y sed de sangre, pero con el tiempo los remordimientos surgieron y fueron más fuerte que el apetito, así que opte por alimentarme de roedores de toda clase – (no es lo mismo, pero el fin es el de todos… la subsistencia) -.  Poco a poco, me estoy acostumbrando a comer más humanamente, y si al principio no me apetecía mucho… parece que mi estómago se está acostumbrando y tolera hasta las elaboraciones más pesadas, y están consiguiendo que mi aspecto sea más hermoso – (que no más saludable, jajajajaja) -.  Llevo dos sábados reuniéndome a almorzar con unos excompañeros de trabajo, que aun sabiendo que soy un decaído zombie, mantienen nuestra amistad como el primer día. Sería muy injusto por mi parte meter a esta especie de amistades en el mismo saco de materia orgánica en la que metí a ciertos deshechos de “seres racionales” que pensé eran amig@s y lo único que demostraron es que son de los y las que tienen a cambio de…; y nunca por desinterés. Y lo peor del caso es la de falsos escombros que te echan encima cuando te quieren hundir en la miseria. Pero me quedo con lo positivo – (que soy zombie, pero no gilipollas) -, y doy gracias que hayan dado su verdadera cara ahora, y no estar más tiempo engañado con sus cantos de sirenas. Me quedo con las amistades que no me bailan el agua y que en ocasiones me dicen las cosas tal cual son – (aunque me duelan o no sean agradables de reconocer) -. Por eso  - (como dijo el niño del sexto sentido) - … en ocasiones no veo muertos, – (bueno sí; las pocas veces que me miro al espejo, jajajajaja) -, lo que veo son mentecatos... ¡¡¡gruuuuuuu!!! Pero entre mentecato y mentacata, mientras me junto con personas verdaderas que me demuestran generosidad de sentimientos y están junto a mí por lo que soy y no por lo que puedan conseguir de mí. Los almuerzos, las comidas, las cenas siempre son escusas para reunirnos y vernos un poco las caras, aunque yo… desde que me infectaron con este virus repulsivo, les esté huyendo o dejando un tanto de lado – (no por ell@s, sino por mi malestar y mi apatía por la vida) -. No obstante, estos dos sábados me zampe un bocadillo de embutidos caseros riquísimos hechos a la brasa – (como dicen en mi tierra… “de torraeta”) -, y cosa extraña… me han sentado estupendamente y he disfrutado gustativamente de la comida procesada y no cruda. ¡¡¡Gruuuuuuuuuuuuuuu!!!. 

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